Muchos de vosotros me conocéis personalmente, sabéis de mi vida y de las
vicisitudes afrontadas para idear, ubicar y sacar adelante La Sal de la
Vida en estos dos años que el centro lleva abierto. Ha sido un tiempo
arduo, de trabajo intenso que, en los últimos tiempos parece empezar a dar
pequeños frutos que, estoy convencida, se van a convertir en toda una fértil
cosecha.
Una de las señales de que La Sal de la Vida crece y llega a un abanico de
público cada vez más amplio, es que la gente no conoce la iniciativa, no sabe
cómo surgió ni con qué financiación cuenta. Esta mañana se me ha planteado la
cuestión, y he pensado que debía aclararlo a toda la lista de correo, por si
alguien más cree que se trata de un centro oficial, con financiación pública, o
de algún otro tipo de entidad externa. La respuesta es sencilla, La Sal
de la Vida es una iniciativa individual, de una persona emprendedora
(yo misma), que un día de hace dos años, se decidió afrontar su situación, dar
un giro a su vida profesional, aprovechar unos pequeños fondos de herencia
familiar (espero que te haya gustado, tía Julia) y embarcarse en esta aventura.
No tenemos ninguna ayuda financiera de ningún tipo, nuestros únicos
ingresos son los que nos aportan las actividades remuneradas y las aportaciones
voluntarias a los eventos gratuitos. Lo que nos sobra, eso sí, es
imaginación, ganas de salir adelante y de que La Sal de la Vida llegue a
ser la base de actuaciones de una amplia comunidad de profesionales que
comparten, no sólo espacio físico, sino espíritu emprendedor, ideas,
conocimientos y energía vital. En estos tiempos revueltos que vivimos, hay mucha
gente a la que la vida le obliga a reinventarse completamente, y esto, puede ser
una interesante aventura, o un auténtico infierno lleno de dudas e inseguridad.
La Sal de la Vida, Centro de Trabajo Compartido, donde todas
las iniciativas se deben a profesionales autónomos, pymes o micropymes, pretende
ser ese lugar donde apoyarse unos a otros y salir adelante.
En los últimos tiempos, como sabéis, hemos puesto en marcha una serie de
actividades gratuitas, en las que se solicita una aportación voluntaria de apoyo
a su realización. En todas ellas, tanto los ponentes o el profesorado
son profesionales que apuestan por esta fórmula, junto con La Sal de la
Vida, para difundir sus conocimientos, dar a conocer su actividad
profesional, compartir sus experiencias..., en definitiva, crear red, esa red
social que tanto necesitamos. Está dando buenos resultados, ¿recordáis
esa caja azul de zapatos de fiesta, de un mensaje
anterior? Y todo esto, porque en el mundo existe mucha gente
generosa, ya os lo he dicho en otras ocasiones, gente
valiosa que aún es capaz de abrir las manos y ofrecer. A La Sal de la
Vida viene mucha gente así, cada vez más. Estamos convencidos de que en estos
momentos la competencia feroz, el ocultar a los demás las ideas para evitar que
te las copien, no nos va a ayudar a salir de este atolladero, sino todo lo
contrario y en La Sal de la Vida, lo estamos comprobando cada día.
Así que, ya sabéis, aquí, en La Sal, desde todos los gastos de
funcionamiento, hasta las galletas y el café, todo sale del propio movimiento
económico que genera el centro, sin ayuda financiera externa alguna. Cuesta
mucho, mucho esfuerzo, mucho empeño y muchísimas horas, pero ver la gente
valiosa que hay por el mundo, y como se acerca a nosotros, y que el centro sale
adelante, es muy gratificante, merece la pena, ya lo creo que la merece...
Por eso, os invito a que vengáis a conocernos, si no lo habéis hecho ya, y
si tenéis algo que proponer..., ya sabéis, aquí estamos, dispuestos a escuchar y
con los brazos abiertos.
Os espero, hasta entonces,
Un beso muy fuerte
Pepa